Todo edificio se construye con el fin de cobijar y protegernos del ambiente exterior creando un clima interior, a lo que llamamos confort. Cuando las condiciones del exterior impiden el confort del espacio interior recurrimos a sistemas de calefacción o refrigeración externos como estufas y radiadores.

Las casas pasivas logran este confort interior de forma mediante el uso de aislamientos térmicos propios que permiten la conservación de la energía generada por el entorno exterior dentro de la vivienda.

orientacion-solVeamos un ejemplo para entenderlo mejor:

Si queremos construir una casa pasiva en la montaña, buscaremos un solar en un lugar soleado y protegido del viento. Incorporaremos aislamiento térmico a techos, muros y ventanas. Ubicaremos las ventanas hacia el  sol del mediodía preferentemente y construiremos su vivienda aislándola de tal modo que haya la menor cantidad de rendijas por donde penetre el aire frío y disipe el calor del interior (a esta pérdida se la llama puente térmico).

En cambio, si lo que queremos construir es una casa en un lugar caluroso, lo que buscaremos será protegernos de la irradiación solar. Dado que en los sitios calurosos suele haber una importante variación térmica entre el día y la noche, aprovecharemos la baja temperatura nocturna para enfriar la masa del edificio mediante aperturas ubicadas estratégicamente que permitan respirar al edificio mediante una ventilación natural. Así de sencillo.

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